sábado, 4 de abril de 2009

Conversando sobre Seguridad al Conducir

Guillermo Correa Álvarez

No soy de las personas que andan tratando de escuchar las conversaciones de los demás y menos contarlas, pero en esta ocasión creo que la conversación que tuve la suerte de presenciar entre unos pequeños y su padre, antes de salir de viaje de vacaciones, vale la pena contarla para el conocimiento de otros padres y así valoremos, con cariño, lo que una mente pura e inocente puede deducir con respecto a ser mejores ciudadanos viales.
La situación se desenvuelve de la siguiente manera:

HIJO- Papi, ¿Estas en adecuadas condiciones físicas y mentales, verdad? No estas cansado, ni has bebido, ¿Cierto?... Si quieres, descansa un rato y salimos luego.
PADRE- Si, hijo, estoy apto para viajar.
HIJA- ¿Has revisado totalmente el vehículo para que viajemos seguros? Si no lo has hecho, hazlo, y saldremos más tarde.
PADRE- Menos mal que lo hice revisar, pues el sistema de frenos estaba algo mal y un neumático estaba desbalanceado, pero ya el auto está listo.
HIJO- Papi, nos sentaremos detrás, nos ajustaremos los cinturones de seguridad y así iremos más seguros.
HIJA- Papi, por favor revisa los cinturones de la silla especial de seguridad del bebé.
PADRE- Claro, Hija...
HIJO- ¡Gracias, papi!.
PADRE- De nada hijo, si no me preocupo por ustedes es como si no los amara.
HIJA- Nos sentimos protegidos por este cinturón y por ustedes. Papi queremos en este viaje disfrutar de la naturaleza y volver sanos y salvos; por eso, te pedimos que respetes las señales y dispositivos de tránsito y que vamos a la velocidad correcta. A propósito, Papi, ¿Ustedes se ajustaron bien el cinturón, verdad?
PADRE- Si, y justo eso es también nuestro deseo.
HIJO- Papi, tu ves que yo te hago caso sobre el poner toda mi atención en las clases y tareas. Ahora yo te pido que te concentres en la conducción, pues nuestras vidas están en tus manos.
PADRE- Eso me parece correcto hijo, ahora trata de conversar con tu hermana o entreténganse con los juegos que metimos, tu mami y yo, en esta cartera pues como me pides necesito de toda su colaboración para ocuparme de la conducción.
HIJA- ¡Ah!... Mami, pásame una bolsa para colocar los desperdicios y así no ensuciar el automóvil ni dañar la naturaleza.
MADRE- Toma... mi amor.

Al llegar al sitio de destino, el pequeño dijo:

HIJO- Bueno familia, hemos llegado, ahora vamos a disfrutar y a relajarnos, así que cumplamos estos objetivos que aprendí en la escuela:
HIJA- Respetar la tierra a la que hemos llegado.
HIJO- Tratar con cariño a las personas con quienes nos encontremos.
HIJA- Cuidar la naturaleza, que nos brinda la oportunidad de disfrutar.
HIJO- Y dialogar, divertirnos juntos, gozando nuestra vida familiar.
MADRE- Disfrutar con paz estos días de vacaciones, de modo que regresemos contentos, sanos y felices.
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